domingo, 2 de marzo de 2008

El cerebro electrónico como mediador educativo


INSTITUTO LATINOAMERICANO DE LA COMUNICACIÓN EDUCATIVA
CENTRO DE ESTUDIOS EN COMUNICACIÓN Y TECNOLOGÍAS EDUCATIVAS
MÓDULO PROPEDÉUTICO


MAESTRÍA EN VALORES PARA LA ACCIÓN EDUCATIVA


Alumna: Emma Ruiz del Río eruiz0304@cecte.ilce.edu.mx
Tutor: Jürgen Antonio Madrid Romano
Grupo: 01
Sede: Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán UNAM


E N S A Y O
EL CEREBRO ELECTRÓNICO COMO MEDIADOR EDUCATIVO


Resumen
La máquina de los niños

Actualmente se observa una quimera progresiva de combinación de medios: libros, videos, software e Internet relacionan entre sí, con mecanismos tecnológicos heterogéneos para forjar sitios informativos, de entretenimiento, comunicación y aprendizaje.
Los video juegos son el factor primordial para considerar un verdadero cambio, éstos han ayudado a que los niños tengan otra visión de la escuela, les parece lenta aburrida y realmente anticuada.

En cuanto a la verdadera alfabetización reflexiona: que el ser una persona alfabetizada significa integrar a un individuo con capacidad de pensar de manera distinta, ve el mundo en otra condición y su apoyo es la computadora.


Índice
Introducción
La educación y la tecnología
Conclusiones
Bibliografía

Introducción
Con la revolución de la era informática comienza a surgir una diversidad considerable de ofertas educativas conocidas como educación a distancia por Internet. Algunos la llaman educación telemática, otros, educación virtual o digital o multimedia. Lo cierto es que Internet, como medio o herramienta, posibilita la capacidad de movilizar información, documentos, imágenes y guías didácticas que permiten establecer una relación educativa entre tutores y alumnos, más allá de las barreras de tiempo y espacio.
El Siglo XXI es y será, cada vez más por naturaleza propia, el siglo de la imagen audiovisual y del conocimiento a través del Aprendizaje Multimedia.Por este motivo es preciso que nos planteemos si entre todas las posibles inteligencias “múltiples”, que inicialmente fueron descritas por Gardner, podríamos considerar una nueva forma de inteligencia, especialmente significativa para los tiempos que vivimos, y hemos de vivir, a la que podríamos llamar: El cerebro electrónico como mediador educativo. Hace, al menos once años que ha emergido el novedoso campo del aprendizaje multimedia, y ha surgido como una disciplina coherente y necesaria, pero nunca había sido imaginada, sintetizada y organizada como una disciplina necesaria desde la perspectiva psicopedagógica.
El cerebro electrónico como mediador educativo
Hace ya casi una década, la UNESCO solicitó a Edgar Morin, sociólogo e investigador francés, expresar sus ideas en torno a la educación cara al futuro. Un proyecto de compromiso con las últimas propuestas de desarrollo sostenible y situado dentro del marco del “Pensamiento complejo”. Morin quiso contar con sus contemporáneos y convocó a decenas de pensadores de todo el mundo para que el proyecto fuese verdaderamente global y multidisciplinar. El resultado de dicho trabajo se compila en un extraordinario texto conocido como los Siete Saberes necesarios para la educación del futuro.
El ser humano de este nuevo milenio requiere capacidades y actitudes mucho más avanzadas, resultado de nuestra rápida evolución y del nuevo “Pensamiento Complejo” que viene gestándose desde mediados del siglo pasado.
La UNESCO es clara cuando dice que los adultos tenemos la responsabilidad de enseñar a los niños a aprender a Aprender, aprender a Hacer, aprender a Ser y aprender a Convivir.
Si nos sorprende ver a preescolares dominando mandos a distancia y ordenadores, no es cuestión milagrosa, es simple y admirablemente resultado de nuestra naturaleza evolutiva, que hoy por hoy corre a marcha acelerada. Pero este proceso puede verse frenado en el momento en el que los adultos coartamos la curiosidad innata de los más pequeños.
La posibilidad de disponer de equipos de cómputo, con las capacidades actuales (procesadores, tarjetas de video, monitores de alta resolución, dispositivos de memoria de más de cuatro gigabytes, software integrado, etc.), en los ámbitos familiares, escolares y de los negocios, plantea retos y posibilidades nunca imaginadas a los procesos formativos, de comunicación y de convivencia humanas. Estos retos, cuestionan las formas instituidas de hacer educación en el sistema educativo y en las instituciones escolares.
La revolución tecnológica, y sus repercusiones en los ámbitos del quehacer educativo formal y no formal, es sólo el preludio de otras transformaciones en las formas de acceso y procesamiento de información y conocimientos, en las interacciones personales e institucionales, en la conciencia global y en las decisiones acerca de valores fundamentales para la convivencia humana. El efecto que se producirá a corto y mediano plazo en éstos ámbitos difícilmente lo podemos imaginar.
Con la incorporación de las tecnologías de cómputo a la vida cotidiana, las bases de la convivencia y de la realización humana están siendo transformadas en contenidos y en direcciones que trastocan la institución educativa formal.
Esta revolución tiene ya manifestaciones importantes al interior de las instituciones educativas, con sus consiguientes repercusiones sociales, económicas y políticas. En primer lugar, este desarrollo tecnológico refleja y reproduce históricamente, una vez más, las brechas sociales y las desigualdades económicas entre los países más ricos y los más pobres, y al interior de los mismos países.
En México, el fenómeno tiene; entre otras, las siguientes manifestaciones:
a) Acceso y uso diferencial de los recursos computacionales en diversos contextos educativos: en unos hay recursos e ideas sobre qué hacer y cómo hacerlo; en otros hay recursos junto con un gran desconocimiento de la índole de la herramienta y de sus posibles usos educacionales; y finalmente, en la gran mayoría se carece de recursos.
b) El desarrollo desigual se caracteriza también, en el ámbito nacional, por la ausencia de una política educativa para animar, dirigir y orientar los esfuerzos en este campo; esta ausencia la encontramos desde la educación básica hasta la superior. Los proyectos institucionales y grupales para pensar-actuar en el campo del cómputo educativo son pocos, y la mayoría se encuentran en las instituciones con mayores recursos económicos y humanos.
El cerebro electrónico como mediador educativo es la construcción de una plataforma de diálogo, inspiración y animación de proyectos de cómputo educativo. Un proceso de práctica reflexiva sobre las posibilidades y realidades del cómputo educativo en el campo de la educación.
Comprendiendo las formas de interactuar con la computadora, Cynthia Solomon, en su obra Entornos de aprendizaje con ordenadores (1987), presenta una revisión del estado de la cuestión, hasta ese momento, acerca del uso de los ordenadores en la educación.
De acuerdo con Solomon, se pueden caracterizar cuatro formas de incorporar la computadora al proceso educativo: una, para lograr el dominio de aprendizajes por reforzamiento y ejercitación, para realizar procesos de aprendizaje por descubrimiento, a la manera de una interacción socrática, para generar procesos de búsqueda en contextos de interacción eclécticos y aquélla que favorece procesos de construcción del conocimiento.
En la historia de la incorporación de las computadoras al campo educativo, el diseño del tipo de interacción de alumnos y maestros con la computadora es un elemento fundamental para caracterizar el entorno de aprendizaje con la computadora. Y el control del proceso es un determinante central de la interacción, que puede estar predominantemente o en la computadora o en el usuario.
En primer lugar y para saber de lo que estamos hablando habría que definir qué es “Aprendizaje Multimedia”. Es sencilla y evidentemente aprendizaje, tanto de palabras habladas o escritas, como de imágenes: ilustraciones, fotos, gráficos, animación, cine o video. Sin olvidar el papel educador de la expresión sonora musical y de sus correspondientes manifestaciones artísticas.Ahora todos aprendemos, sobre la base cada vez mayor de los soportes digitales, palabras e imágenes. Y eso está bien, otra cosa es qué tipo de palabras e imágenes aprendamos, cuándo y cómo las aprendemos. Ha llegado pues el momento de los desarrollos multimedia al servicio de la educación. Ha llegado el momento de que los educadores reaccionen. Como debería parecer natural, el desarrollo de una “psicología de la instrucción on-line”, como una nueva disciplina psicopedagógica para los tiempos que corren.
Según J. S. Coleman (1966), en su estudio Equality of Educational Opportunity (Washington DC., U. S. Department of Health Education and Welfare) sólo un 30% del conocimiento vendría configurado por los esfuerzos educacionales en ámbitos escolares, mientras que el otro 70% sería aportado, para bien o para mal, por los otros componentes de esa compleja sociedad e industria “educadora o deseducadora” de la comunicación y de la información multimedia.Pero aún queda otra cuestión: que se tenga acceso al conocimiento, por medio de una inmensa biblioteca real o virtual, de Internet, no significa que se adquieran conocimientos. Sentarse en una biblioteca o ante un ordenador no da, desde luego, la sabiduría.
El caso es que, junto a la magnífica cosecha de información disponible y accesible, nos encontramos, en muchas ocasiones, con la ineficacia de su aprovechamiento y la ignorancia generalizada de sus usuarios. Nuestra civilización posee, en efecto a través de Internet, y de otros muchos recursos multimedia, un enorme cúmulo de conocimientos, pero cada individuo sólo tiene acceso real - en proporción a su preparación básica - a una fracción mínima de ellos. Se nos presenta, de esta manera, una civilización extraordinariamente capacitada para acceder a la sabiduría, de un modo global, pero poblada por una inmensa masa de ignorantes; y esa brecha, entre “lo que la abstracta globalidad sabe” y lo que puede llegar a saber cada uno de sus miembros reales, va a seguir forzosamente aumentando a un ritmo de vértigo.
Conclusiones
En lo que a Internet se refiere, a menudo los niños y los jóvenes están más familiarizados con él que sus padres, pero éstos tienen la grave obligación de guiar y supervisar a sus hijos en su uso. Si esto implica aprender más sobre Internet de lo que han aprendido hasta ahora, será algo muy positivo.
La supervisión de los padres debería incluir el uso de un filtro tecnológico en los ordenadores accesibles a los niños, cuando sea económica y técnicamente factible, para protegerlos lo más posible de la pornografía, de los depreda­dores sexuales y de otras amenazas. No debería permitírseles la exposición sin supervisión a Internet. Los padres y los hijos deberían discutir juntos lo que se ve y experimenta en el ciberespacio. También es útil compartir con otras familias que tienen los mismos valores y preocupaciones.
Aquí, el deber fundamental de los padres consiste en ayudar a sus hijos a llegar a ser usuarios juiciosos y responsables de Internet, y no adictos a él, que se alejan del contacto con sus coetáneos y con la naturaleza.
a) La computadora se puede convertir progresivamente, en sí misma, en mediadora educativa, más allá del aprendizaje de los contenidos que proporciona la índole del programa utilizado.
b) Adoptar un enfoque en el que el ordenador es considerado otro mediador educativo puede ser una respuesta al cambio acelerado de la tecnología de hardware y software y a la escasez de recursos económicos, aunados a la realidad de una cultura que se produce desde el desconocimiento por los educadores de la misma herramienta.
c) Desde un punto de vista institucional, para asegurar un uso creativo y abierto a los cambios tecnológicos y para generar ambientes de experimentación de opciones metodológicas, deberían concebir e implementar como constitutivos de la lógica de operación de un proyecto educativo, y no como un apoyo meramente instrumental del proceso educativo.
d) El enfoque de utilización de la computadora como mediadora educativa-social puede ser una respuesta, desde la institución educativa escolar, a otra realidad emergente: facilitar la incorporación de los ordenadores a contextos familiares y de trabajo, como elemento que contribuye a la formación de una cultura de elaboración, expresión y comunicación de conocimientos, y no como instrumento meramente utilitario para el proceso eficiente de información.
Bibliografía
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CEPAL/UNESCO/OREALC, 1992. Córdoba, Enero de 2002.
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Lynn Watt, Daniel y Lynn Watt, Molly (eds.), New paradigms in classroom research on logo learning, ISTE, Oregon, 1993.

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Mora, Pascual, La Escuela del Día Después. Grupo de Investigación de Historia de las Mentalidades ULA-Táchira.95, 1997.
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Solomon, Cynthia, Entornos de aprendizaje con ordenadores, Paidós, Barcelona, 1987.
Warner, Roger, Hyperstudio, Publishing Inc. 1995-1996.

Consulta electrónica
www.monografías.com [5 de febrero de 2008]
www.contexto-educativo.com. [5 de febrero de 2008]
www.uhu.es/cine.educacion/didactica/0015tecnologiaeducativa.htm [5 de febrero de 2008]

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